La plaza de toros de La Malagueta recuperará su fachada original
Según informaciones de Diario Sur, La Diputación prevé conservar la fisonomía que tuvo el coso hasta el final de la Guerra Civil y que ha salido a la luz en las obras de rehabilitación
La plaza de toros de La Malagueta recuperará la fachada original de ladrillo visto con la que fue concebida por el arquitecto Joaquín de Rucoba a finales del siglo XIX. Para ello se eliminarán el añadido de enfoscado y la pintura en blanco con la que se decoró al final de la Guerra Civil. Las obras de rehabilitación que acomete la propietaria del edificio, la Diputación de Málaga, para convertir al coso en un espacio cultural con actividades durante todo el año ha sacado a la luz la fisonomía primigenia, que ahora se prevé conservar. A este respecto, según pudo conocer SUR, la institución provincial ha presentado la documentación necesaria para modificar el proyecto original ante la Junta de Andalucía, que debe dar su visto bueno ya que el inmueble es un Bien de Interés Cultural (BIC) desde el 11 de febrero de 1981.
El proyecto originario preveía la rehabilitación de la fachada conservando sus partes enfoscadas y las zonas de ladrillo visto que no estaban ocultas y conservar así la estampa de la plaza que los malagueños tienen en la retina en los últimos ochenta años. Sin embargo, durante las obras, en las que se ha procedido al picado de todas las capas de revestimientos y pinturas, se ha llegado a la primera capa, dejando a la vista la fisonomía original y se ha observado que el estado de los ladrillos es «mucho mejor de lo que cabría esperar», según el informe técnico al que accedió este periódico. Ante esta situación, la Diputación se ha planteado mantener el aspecto original planteado por Rucoba «toda vez que las técnicas actuales de rehabilitación permiten recuperar la fachada original de ladrillo con garantías».
Para ello, el servicio de Arquitectura y Urbanismo y los arquitectos responsables del proyecto de rehabilitación del coso (Manuel Rodríguez Ruiz, Borja Peñalosa Bejarano y Rafael Salas Pulido), plantean un tratamiento consistente en la eliminación de los morteros de los enfoscados existentes; en la siguiente fase se llevará a cabo una limpieza superficial con silicato de aluminio –arena para chorrear–; se continuará con la consolidación de los soportes a través de silicato de etilo y la reintegración de los ladrillos dañados y deteriorados; se concluirá con la aplicación de una veladura con silicato de potasio y pigmentación mineral para conseguir su aspecto original y se empleará un hidrofugante para minimizar el deterioro natural por la acción del agua.